Hay que quedarse en Jaén

Mereció la pena, 

Recuerdos de un Lunes Santo estival.


  La tarde comenzaba relativamente como la de cualquier  Lunes Santo en la Merced, la gente llenaba una plaza en la que se respiraba cierto nerviosismo. Algo cambió justo en el momento que escucharon los primeros sones desde el interior del templo.  “Al Cristo de los Estudiantes”, marcha escrita para ser interpretada por agrupación músical, esta vez versionada por la BCT Santísimo Cristo de la Expiración para ser tocada en la primera levantá. 

Algo sucedía,  a quien escribe esta crónica se le erizó la piel. “La primera de las muchas ocasiones  en las que esa sensación me recorrió la espalda durante la jornada del sábado.”

El día se tornaba con algunas nubes, sin relevancia alguna, o eso parecía. Se alzaba ya el Señor del Bambú en la plaza, redobles de tambor que anunciaban una nueva marcha, justo en el instante en que comenzaron a sonar las cornetas un foco iluminó la Cruz del Soberano de Santa Clara. Un juego de luces difícil de explicar, 


Una vez más se me cortaba la respiración, esta vez viendo y sintiendo aquello con un claro mensaje que más adelante explicaré, botraba irremediablemente alguna lágrima.  

Virgen de los Clavitos era interpretada para la Niña de las Lágrimas. Salía resplandeciente, no se escuchó a La Tuna en su reencuentro con Jaén, no hizo falta. La gente enmudeció mientras a observaba entendíendo lo que estaba sucediendo. Sin muchas estridencias los presentes en el lugar vieron como su manto estrellado se marchaba. 


Instantes y recuerdos de un Lunes Santo que era, pero no. 

Los titulares de la Cofradía de los Estudiantes avanzaban hacia la S.I. Catedral de la Asunción, la ciudad se preparaba para vivir momentos muy diferentes a partir de aquel instante. Cofrades y no tan afines aguardaron hasta que la Cruz Guía volvió a la Puerta del Perdón, la Plaza de Santa María se encontraba abarrotada a sabiendas de lo que venía; ahora si allí estaba La Tuna.

Todo se volvió a enmudecer, Virgen de Amor, una Salve para el recuerdo y el Himno a Jaén que terminó por despertar un sentimiento que empezaba a entender. Era allí, en el lugar y momento preciso, ahí tenía que estar. 

Fuente desconocida

¿Porqué digo esto?, 
Días atrás invadió mi mente la posibilidad de generar recuerdos, lugares y momentos los cuales solo podría acumular acudiendo a una localidad distinta.

Finalmente y tras una decisión en el tiempo de descuento, decidí acudir a donde debía, porque ciertamente mi cabeza se llenaría de recuerdos irrepetibles; pero en mi ciudad natal. Esa que siempre defiendo y que amo.
 “Siendo honesto conmigo mismo, no podía ser de otra manera”.

La noche avanzó y en cierto momento me sentí acorralado, una mirada desde arriba se paró ante mí y sin dejarme escapar durante un buen rato volví a entender.

 “Yo estoy aquí siempre, y tú ¿donde decías que ibas?”


Arrinconado en una arriá que nunca quise que terminase, todo mereció la pena, por fin lo entendí, mi hemeroteca personal guardaría para siempre nuevos momentos, lugares, sentimientos y personas. Justo eso que pretendía encontrar en otras tierras. 

Las casualidades no existen, Jaén siempre será el lugar, su Semana Santa el momento y cada cual con sus sentimientos deberíamos entender que no hay buscar lejos lo que probablemente siempre se hemos tenido y tendremos justo delante. 

Por Juan Carlos Salas

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